Estamos acostumbrados a observar lluvia de agua líquida, llovizna, calabobos, sirimiri, nieve, granizo, pedrisco, aguaceros torrenciales, agua-nieve, lluvia rodada, etc. Pero menos frecuente es la lluvia de animales. Bueno, no sé si menos frecuente, porque he encontrado en internet (en diversas páginas y foros) un buen número de fenómenos de este tipo. Siento no poder decir el nombre de los informantes, ya que normalmente en los foros se utiliza pseudónimo.
Charles Fort, durante muchis años se dedicó a reunir miles de datos donde cuenta de extrañas lluvias caídas en distintos lugares del planeta. Consiguió reunir más de 60.000 notas - todas extraídas de revistas y diarios muy renombrados - que daban cuenta de esas raras lluvias. En el archivo de Fort hay comprobadas lluvias de peces sobre Londres y otras ciudades, lluvias rojas, negras y amarillas, lluvia de ranas caída de enormes bloques de hielo, lluvias de carne, de trozos de algodón, de lodo, de arena, y también de... sangre.
-"En el año 1800, en Seringapatam, en la India, se registraron (según la revista Nature del 1° de noviembre, anota Fort) una sucesión de lluvias de granizo. Durante una de ellas se encontraron dos piezas de hielo que tenían el tamaño de un elefante pequeño. Ese mismo año, informes del Instituto Smithsoniano revelan que en los EE.UU cayeron piedras de hielo de 2 y 3 kg. de peso".
-"El 27 de febrero de 1877 en Penchloch, Alemania, cayó una espesa lluvia amarilla, color oro, cuya materia tenía 3 formas distintas: semejaban una flecha, un grano de café y un disco. No se encontraron trazas de polen y la sustancia despedía un fuerte olor animal. El análisis químico reveló la presencia de nitrógeno y amoníaco. Charles Fort - en su obra "El libro de los condenados" al hablar de esta lluvia - dice: "Tal vez fueran símbolos jeroglíficos de alguien que intentaba decirnos algo".
-"El 14 de febrero de 1870, cayó en Génova, Italia según el profesor Beccardo, director del instituto Genovés de Física, citado por Fort, una sustancia amarilla que cubrió las calles, al punto de que era difícil caminar. Según se estimó, la cantidad de esta materia amarilla que cubrió Génova era de aproximadamente 100 mil toneladas".
-"El 30 de abril de 1887 se produjo una lluvia densa, ardiente, negra y pestilente. El mismo fenómeno se repitió el 9 de octubre de 1907 y el 2 de marzo de 1908. La "explicación" fue que se trataba de polvo de carbón que habría flotado en el aire desde las minas de Gales. Pero una lluvia similar se registró el 20 de enero de 1911 en Suiza y otra en el cabo de Buena Esperanza, el 5 de febrero de 1912. Según el reverendo James Rust una lluvia negra cayó en Slains, Escocia, el 14 de enero. Otra en Carluke, a 250 km. de Slains, el 1 de mayo. Y otros dos en este sitio el 20 de mayo de 1862 y el 21 de octubre de 1863. El informe químico identificó esta sustancia no como un producto volcánico o ceniza, sino como escoria de fundición".
-"Resulta imposible - dice Fort - imaginar que un producto artificial como es la escoria de hierro haya podido caer en tan grandes cantidades y en sitios tan distintos". Y agrega un dato sorprendente: El 9 de noviembre de 1819 cayó una lluvia negra de escoria de metal sobre una vasta zona de Canadá. Esta lluvia fue acompañada de una sacudida sísmica y de una intensa oscuridad aunque era pleno día. No sólo caen - según Fort - diversos colores desde el cielo. En ciertos momentos de la historia, y en los más variados lugares, se produjo la precipitación de sustancias realmente increíbles." El 13 de agosto de 1819 en la ciudad de Amherst, en Massachusetts, un objeto misterioso, recubierto de una pelusilla como la que se encuentra en la fábrica de paños, se abatió contra el suelo. Separada la pelusa apareció una sustancia pulposa de color amarillento que despidiendo un olor muy nauseabundo, se volvió de color rojo vivo por el simple contacto con el aire".
-"En Londres, la tarde del 5 de mayo de 1848, cayó una lluvia extrañísima. Traducida textualmente la nota de Charles Fort dice la siguiente: "A las 5 de la tarde el cielo estaba apacible sobre la ciudad de Londres. De pronto sin previo aviso, comenzó a soplar un fuerte vendaval que hizo volar a toldos y sombreros. El sol se apagó y una oscuridad densa se desplomó sobre la ciudad. Apenas se podía ver a dos pasos. A partir de ese momento comenzó a caer desde la alto un copioso chubasco de agua y peces. Durante casi 1 hora cayeron miles y miles de pequeños peces de una 15 cm de largo, de color plateado y grandes aletas. Examinados por los expertos no pudieron ser reconocidos. Se enviaron muestras a todas las Universidades de Inglaterra y ninguna pudo decir de que especie eran esos peces. Finalmente, una comunicación llegada desde el Cairo y firmada por el decano de la facultad de ciencias naturales de esa ciudad informó que esos peces correspondían a una especie de agua dulce que prolifera en el mar de Galilea. No se pudo explicar cómo habían caído sobre Londres esos peces que los palestinos llaman Pez de San Pedro".
-"En agosto de 1894 , miles de medusas , grandes como un chelín , fueron señaladas sobre la ciudad de Bath, en Inglaterra. En el mismo momento no lejos de ahí, en Wigan, cayó una lluvia de pequeñas ranitas."
-"En una nota tomada de Comptes Rendus, Fort anota que la "sustancia negra caída en Entre Ríos, Argentina, el 30 de junio de 1880 recuerda a ciertas formas de lignito". Es de color negro verdusco, similar a otras que se precipitaron en Francia (1868), Australia (1861), India (1867) y Portugal (1902).
Después de la muerte de Fort las lluvias acontecidas fueron más insólitas que las que describió, como los chaparrones de tela de araña mojando pueblos y ciudades, que están desconcertando a meteorólogos del mundo entero. La caída más frecuente es la de trozos de hielo, que en algunas ocasiones pesan 45 kg. A estos le siguen las de ranas, peces y cangrejos, que parecen preferir ambientes fríos como los del norte de Gran Bretaña para caer.Cabe señalar un suceso muy raro ocurrido un atardecer de verano de 1969: los ventanales de una hostería de los Alpes alemanes próxima a Oberstdorf fueron literalmente destrozados por una lluvia de monedas antiguas, en especial rupias, maravedíes y piastras. El violento chaparrón paleomonetario se repitió a la mañana siguiente, y atrajo a numerosos curiosos a la zona. La policía destacó en el lugar a 4 patrulleros y una unidad de perros especializados que rastrearon la zona sin encontrar pista alguna sobre el extraño ataque. Los dueños del establecimiento declararon que durante las 2 precipitaciones de monedas se oyeron voces en lenguas extrañas, que algunos huéspedes interpretaron como griego antiguo y otros como sánscrito.
En otro caso ocurrido en Argentina (Buenos Aires), hace más de 45 años, según testimonios de personas que presenciaron el fenómeno: "Una lluvia de ranas en estado de congelación - como dentro de cubitos de hielo - cayó sobre la Capital Federal. No sólo cayeron ranas sino también rosa y flores en el mismo estado de congelación que las ranas..."Siguiendo un poco con más sucesos en el mundo: Durante 4 años, en la década de 1980, la población de Evans, Colorado (EE.UU), vio caer del cielo millones de granos de maíz , semilla que nadie cultivaba en 10 km. a la redonda. El fenómeno, aunque suene increíble, tuvo antecedentes documentados en Winchester, Inglaterra, y en otras partes del mundo.Pero si consideramos a esta lluvia insólita... ¿qué podemos decir cuando son sapos, ranas y peces los involucrados? Como el caso ocurrido el 31 de marzo de 1977: Se desató una fuerte tormenta en Ohio, en los EE.UU. Luego de la misma, todos los jardines y espacios abiertos de la ciudad aparecieron cubiertos por sapos pequeños del tamaño de una uña.En los primeros días de julio de 1979, la agencia soviética de noticias Tass - poco amiga de dar informes sensacionalistas - comunicó que una tormenta dejó caer millones de ranas sobre un poblado llamado Dargan-ata cerca del mar Aral. En este caso, la ciencia soviética intentó explicar el fenómeno argumentando que un remolino había succionado toda clase de objetos y animales de pequeño tamaño, llevándolos hasta las nubes.
Otros casos reseñables son:
- En Italia, se dice que en el año 180 llovió leche y trigo en gran cantidad.- En el año 458, según Julius Obsequens, llovió en Italia también carne, en grandes y pequeños trozos, los cuales quedaron sobre el suelo durante mucho tiempo sin pudrirse y sin cambiar de color ni de olor.
- Dice Lycosthenes que en Sajonia se produjo una vez una lluvia de peces y que, en tiempos del emperador Ludovico, durante tres días y tres noches, llovió sangre.- En el año 989, bajo el reinado del emperador Otón. Tercero de este nombre, dicen las crónicas que llovió trigo. Ese mismo año cayó nieve roja como sangre cerca de Venecia.- En 1551 llovió otra vez sangre sobre los techos de Lisboa, los techos más dorados del mundo. Gheyselinck recuerda haber contemplado una lluvia de sangre en 1926, en el Norte de Italia. «No era otra cosa -nos dice muy seguro- que la precipitación de las lluvias, de polvo de hierro, color rojo pardo, traído por el viento desde el Norte de Africa. Pero las gentes sencillas creyeron ver en ello una advertencia celeste de futuras desgracias.» Sin embargo, hace ya más de un siglo que se logró demostrar, por ejemplo, que este raro fenómeno de la lluvia colorada no tenía nada que ver con dichas sangrientas contiendas, ya que no eran sino extrañas precipitaciones de semillas, precisamente de polen raramente coloreado por azufre y producidas bajo muy concretas y determinadas circunstancias barométricas y estacionales.
- En 1565, llovió gran cantidad de sangre en el obispado de Dole. Igualmente ocurrió en el mismo año, en el mes de junio, en Inglaterra.
- Relatos contemporáneos hablan de un chaparrón en Bergen, en 1578, de ratones amarillos.
- En 1873 cayeron grandes piedras de granizo... “lentamente” cerca de Clermont-Ferrand (Francia).- En Iowa, en junio de 1882, durante una tormenta de nieve, cayeron bloques de hielo que contenían pequeñas ranas.
- En 1890 cayó una lluvia roja sobre Terranova.
- En Birmingham, en junio de 1892 cayeron pequeños sapos, en su mayoría ¡de color blanco!- Aquel mismo año llovieron miles de mejillones en Paderborn.
- Una lluvia de carne y sangre se produjo sobre Sao Paulo en 1968.
- Y en este mismo año, hubo en la isla indonesia de Lambock una lluvia de ratas, sobre las tierras de arroz. ¡Caían en grupos de siete, dirigidas, al parecer, por una enorme rata blanca!
- Cientos de patos muertos inundaron las calles en Maryland, en julio de 1969.
- En 1980 llovieron cascadas de ranas sobre Atenas.
- Un caso que me afecta por motivos familiares: en 1988 llovieron ranas en el pueblo de Frías de Albarracín (Teruel). Después de una fuerte tormenta, las calles de la localidad se vieron invadidas durante dos días por pequeños batracios pardos. Se recuerda en el lugar que bastantes años antes llovieron también ranas, pero entonces cayeron congeladas con el granizo.
- Y la más reciente que conozco: Los vecinos de la localidad alicantina de El Rebolledo recordarán el jueves 25 mayo de 2007 durante mucho tiempo. Tras soportar unos fuertes aguaceros, nadie esperaba como punto final una "lluvia" de cientos de pequeños batracios, que mostraron al resto del país.
- Dice Lycosthenes que en Sajonia se produjo una vez una lluvia de peces y que, en tiempos del emperador Ludovico, durante tres días y tres noches, llovió sangre.- En el año 989, bajo el reinado del emperador Otón. Tercero de este nombre, dicen las crónicas que llovió trigo. Ese mismo año cayó nieve roja como sangre cerca de Venecia.- En 1551 llovió otra vez sangre sobre los techos de Lisboa, los techos más dorados del mundo. Gheyselinck recuerda haber contemplado una lluvia de sangre en 1926, en el Norte de Italia. «No era otra cosa -nos dice muy seguro- que la precipitación de las lluvias, de polvo de hierro, color rojo pardo, traído por el viento desde el Norte de Africa. Pero las gentes sencillas creyeron ver en ello una advertencia celeste de futuras desgracias.» Sin embargo, hace ya más de un siglo que se logró demostrar, por ejemplo, que este raro fenómeno de la lluvia colorada no tenía nada que ver con dichas sangrientas contiendas, ya que no eran sino extrañas precipitaciones de semillas, precisamente de polen raramente coloreado por azufre y producidas bajo muy concretas y determinadas circunstancias barométricas y estacionales.
- En 1565, llovió gran cantidad de sangre en el obispado de Dole. Igualmente ocurrió en el mismo año, en el mes de junio, en Inglaterra.
- Relatos contemporáneos hablan de un chaparrón en Bergen, en 1578, de ratones amarillos.
- En 1873 cayeron grandes piedras de granizo... “lentamente” cerca de Clermont-Ferrand (Francia).- En Iowa, en junio de 1882, durante una tormenta de nieve, cayeron bloques de hielo que contenían pequeñas ranas.
- En 1890 cayó una lluvia roja sobre Terranova.
- En Birmingham, en junio de 1892 cayeron pequeños sapos, en su mayoría ¡de color blanco!- Aquel mismo año llovieron miles de mejillones en Paderborn.
- Una lluvia de carne y sangre se produjo sobre Sao Paulo en 1968.
- Y en este mismo año, hubo en la isla indonesia de Lambock una lluvia de ratas, sobre las tierras de arroz. ¡Caían en grupos de siete, dirigidas, al parecer, por una enorme rata blanca!
- Cientos de patos muertos inundaron las calles en Maryland, en julio de 1969.
- En 1980 llovieron cascadas de ranas sobre Atenas.
- Un caso que me afecta por motivos familiares: en 1988 llovieron ranas en el pueblo de Frías de Albarracín (Teruel). Después de una fuerte tormenta, las calles de la localidad se vieron invadidas durante dos días por pequeños batracios pardos. Se recuerda en el lugar que bastantes años antes llovieron también ranas, pero entonces cayeron congeladas con el granizo.
- Y la más reciente que conozco: Los vecinos de la localidad alicantina de El Rebolledo recordarán el jueves 25 mayo de 2007 durante mucho tiempo. Tras soportar unos fuertes aguaceros, nadie esperaba como punto final una "lluvia" de cientos de pequeños batracios, que mostraron al resto del país.
Como cuenta la revista de Eroski de enero de 2008, la lluvia de animales ha motivado todo tipo de explicaciones insólitas hasta la llegada de los estudios científicos. Por ejemplo, la creencia de que los animales nacían en los cielos llegó de diversas maneras hasta el siglo XIX. Uno de los primeros en tratar de buscar una explicación científica al fenómeno fue el matemático y físico francés André-Marie Ampère, que señaló como responsable a los vientos de gran intensidad.
Actualmente, los investigadores apuntan a las trombas marinas como principales causas de las lluvias de animales. Los vientos producidos por estos fenómenos tienen la suficiente energía como para succionar y trasladar todo tipo de objetos y animales, dejándolos caer de manera concentrada sobre un lugar concreto.
Los últimos fenómenos registrados en España apuntan a la formación de grandes "sistemas convectivos de mesoscala", originados por situaciones atmosféricas de gran inestabilidad, como causantes de estas lluvias de animales
No obstante, la distinta naturaleza de estos fenómenos conlleva más de un posible causante atmosférico. De forma similar, los tornados también son capaces de provocar este tipo de consecuencias. Además, las trombas recogen fauna diversa y acuática que puede provenir del mar, lagos, pantanos e incluso ríos, pero no sirven para explicar cuando se trata de otro tipo de animales o si se trata de una única especie, como ocurre por ejemplo en el pueblo hondureño de Yoro, cuyos habitantes afirman prensenciar todos los años entre junio y julio espectaculares lluvias de peces.
En este último caso, los científicos explican que los peces que "llueven" allí, una variedad de sardina de esta región, aprovechan para desplazarse a contracorriente del río Aguán los cambios de presión de las tormentas producidas por un tipo de nube, denominada "cumulonimbus mammatus", además de la gran cantidad de agua de los chubascos, de manera que consiguen saltar a tierra.
Los últimos fenómenos registrados en España apuntan a la formación de grandes "sistemas convectivos de mesoscala", según Jorge Olcina (Universidad de Alicante), originados por situaciones atmosféricas de gran inestabilidad, como causantes de estas lluvias de animales. La corriente de vientos que desde la superficie -marina o terrestre- ayuda a formar estas enormes nubes arrastrarían a los animales hacia arriba. Y una vez dentro de la nube, las corrientes de viento internas, que llegan a alcanzar 250 km/h., mantendrían en el aire estos cuerpos hasta el desarrollo de las precipitaciones, que los depositarían finalmente en el suelo.
Actualmente, los investigadores apuntan a las trombas marinas como principales causas de las lluvias de animales. Los vientos producidos por estos fenómenos tienen la suficiente energía como para succionar y trasladar todo tipo de objetos y animales, dejándolos caer de manera concentrada sobre un lugar concreto.
Los últimos fenómenos registrados en España apuntan a la formación de grandes "sistemas convectivos de mesoscala", originados por situaciones atmosféricas de gran inestabilidad, como causantes de estas lluvias de animales
No obstante, la distinta naturaleza de estos fenómenos conlleva más de un posible causante atmosférico. De forma similar, los tornados también son capaces de provocar este tipo de consecuencias. Además, las trombas recogen fauna diversa y acuática que puede provenir del mar, lagos, pantanos e incluso ríos, pero no sirven para explicar cuando se trata de otro tipo de animales o si se trata de una única especie, como ocurre por ejemplo en el pueblo hondureño de Yoro, cuyos habitantes afirman prensenciar todos los años entre junio y julio espectaculares lluvias de peces.
En este último caso, los científicos explican que los peces que "llueven" allí, una variedad de sardina de esta región, aprovechan para desplazarse a contracorriente del río Aguán los cambios de presión de las tormentas producidas por un tipo de nube, denominada "cumulonimbus mammatus", además de la gran cantidad de agua de los chubascos, de manera que consiguen saltar a tierra.
Los últimos fenómenos registrados en España apuntan a la formación de grandes "sistemas convectivos de mesoscala", según Jorge Olcina (Universidad de Alicante), originados por situaciones atmosféricas de gran inestabilidad, como causantes de estas lluvias de animales. La corriente de vientos que desde la superficie -marina o terrestre- ayuda a formar estas enormes nubes arrastrarían a los animales hacia arriba. Y una vez dentro de la nube, las corrientes de viento internas, que llegan a alcanzar 250 km/h., mantendrían en el aire estos cuerpos hasta el desarrollo de las precipitaciones, que los depositarían finalmente en el suelo.
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