Pinos canarios en el Alto del Jabonero
Pinos canarios en el Alto del Jabonero JAVIER LÓPEZ / CANARIAS AHORA
"El problema en Gran Canaria no son los incendios, el problema es que nos estamos quedando sin suelo forestal. Basta con un vuelo en helicóptero por la presa de Chira y Soria y ves calvas, sitios con rocas". Son palabras de Javier López Figueroa, jefe de Sección de Restauración e Infraestructuras Forestales de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria que esta semana ha participado en las XXIII Jornadas Forestales de Gran Canaria.
López dirigió los trabajos de repoblación del monte de Arguineguín, en el Llano de Cortadores, donde se talaron los últimos pinos de la Isla a principios del siglo XX y que se está intentando recuperar. Se trata de un caso de reforestación en zona árida que comenzó a finales de 2014 y en la que se plantaron 8.432 ejemplares en total, que se repartieron en 5.567 pinos canarios, 2.500 sabinas, 56 acebuches, 112 almácigos, 28 guaydiles, 150 sauces y 19 dragos de Gran Canaria. Lo más destacado de este trabajo es que el 80% de las especies lograron sobrevivir tras la repoblación, un porcentaje muy elevado.
El jefe de esta tarea explica que de las 47 hectáreas previstas en un principio se repoblaron en total 20 y que aunque se tenía presupuestados 206.000 euros se gastaron 176.000 euros. La actuación se realizó en dos zonas, por un lado la cabecera de monte, en superficies de jaguarzal sin cobertura arbórea, en una zona de transición entre el pinar y el tabaibal con fuerte pendiente, y después en una zona intermedia que iba desde los 550 a los 800 metros. Aquí es donde se realizó el ahoyado mecanizado mediante el método de banquetas con hidrocuenca, para lo que se utilizó una moderna excavadora retroaraña, la plantación manual, protección mediante mallas y riego de asentamiento.
López recuerda que al principio tuvieron muchos problemas, entre ellos que una de las dos retroarañas se averió y no pudieron emplearla, por lo que hicieron menos hoyos de los previstos. Pero aparte, las plantas también dificultaron la repoblación ya que el vivero del Cabildo no tuvo producción de sabinas, por lo que se tuvieron que comprar y plantaron ejemplares con hasta cuatro años cuando para la reforestación lo normal son usar los de tan sólo un año.
A pesar de que los trabajos tuvieron lugar en una zona árida, llama la atención la plantación de 150 sauces, de los que sobrevivieron 35. Esto se debió a que en esta parte de la Isla existe una canal de la presa de Las Niñas que tiene una pérdida y han aprovechado esa agua para el riego de esta especie.
La importancia de estas plantaciones radica en que esta es la forma más eficaz para luchar contra la erosión, la desertización y de este modo conservar el suelo forestal. Y es que López hace hincapié en que, debido a la erosión, la lluvia provoca corrimientos de tierra, por lo que es sólo la materia orgánica lo que crea suelo y permite evitar las escorrentías.
Así, la actuación en el monte de Arguineguín estuvo acompañada paralelamente a una correción hidrológica forestal de los barrancos secundarios que dan al de Tauro. Con ello, se retienen todos los sólidos que dan a los cauces gracias a la creación de sedimentos. "Este sedimento crea una vegetación en los barrancos y a su vez aumenta la filtración", indica López. Por tanto, se está beneficiando la filtración de agua a los pozos ya que sin el suelo no se puede retener este preciado bien.
El ingeniero técnico forestal urge a que este monte se deslinde ya que está abandonado, da al mar y existe especulación. "Es el único que no está deslindado en la zona, tenía originalmente 6.000 hectáreas y ahora tiene 2.700", lamenta.
El otro gran problema que cifra es el de los animales asilvestrados que amenazan la biodiversidad de la Isla. " Controlar las cabras cuesta tanto como mantener la repoblación. Proteger las plantas son 51.000 euros y el riego son 50.000 euros", afirma, por lo que hasta que no se erradiquen estos animales en todas las reforestaciones hay que gastar dinero en mallas metálicas alrededor de cada ejemplar.
Javier López Figueroa en los trabajos de repoblación del monte de Arguineguín
Javier López Figueroa en los trabajos de repoblación del monte de Arguineguín JAVIER LÓPEZ/CANARIAS AHORA
Por otro lado, López expone que el Cabildo probó en esta plantación el dispositivo Waterboxx, un balde que por condensación obtiene el agua y realiza el riego por goteo pero que finalmente desecharon usar por su alto coste. "Para 8.000 plantas se gastaría 80.000 euros frente a 50.000 euros que cuesta el método de riego tradicional", apunta.
Para próximas repoblaciones este ingeniero plantea, a corto plazo, aumentar la superficie forestal arbórea en base a repoblaciones con pino canario, sabinas, dragos, y otras especies de termófilo, en suelo público, correspondiente a la cuenca del Lechugal, Lomo del Cabezo, así como tramo medio de los barrancos del Jabonero y sus barrancos tributarios (Cañada de las Veredas y Cañada del Agua), en una superficie de unas 400 hectáreas.
A largo plazo, mediante convenios de gestión forestal, el acometer la repoblación en suelos de titularidad privada, en la cuenca de Tauro, así como las cabeceras de los barrancos del Jabonero, coincidiendo con las zonas más favorables en cuanto a suelo. Para la consecución de dichos objetivos subraya que es necesario acometer el expediente de deslinde y amojonamiento del Monte de Utilidad Pública nº3 Arguineguín que permita dar seguridad jurídica a todas las actuaciones.
Así mismo, desde su punto de vista, cree imprescindible recolectar piñas de pinos canarios originarios de Arguineguín ya que para estos trabajos se usaron de Tirajana. La diferencia radica en que el pinar de Arguineguín sobrevive y regenera en unas condiciones de sequía y a una altitud muy por debajo del resto de los pinares canarios, "una reserva genética a conservar", matiza.
Por último, opina que si se instaurase el céntimo verde se acortaría el período para concluir las repoblaciones. "Al ritmo actual, donde se invierten unos 200.000 euros al año por cada 20 hectáreas repobladas, se requerirían unos 20 años para repoblar unas 400 hectáreas. El céntimo forestal permitiría poner la directa realizando la repoblación en cuatro años".
Trabajos de riego en el monte de Arguineguín
Trabajos de riego en el monte de Arguineguín JAVIER LÓPEZ / CANARIAS AHORA
Una excavadora retroaraña para repoblar Monte de Arguineguín, Mogán
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martes, 29 de noviembre de 2016
jueves, 24 de noviembre de 2016
martes, 22 de noviembre de 2016
Proyecto LIFE+ Garajonay Vive: la restauración de la laurisilva en La Gomera
El proyecto LIFE+ Garajonay Vive, desarrollado por la Empresa de Transformación Agraria, S.A (TRAGSA) como Beneficiario Coordinador y la Universidad de La Laguna (ULL) como Beneficiario Asociado, ha puesto en marcha acciones concretas que permitirán apoyar el proceso de regeneración natural de las zonas afectadas por el incendio así como el desarrollo e implantación de las medidas necesarias para reducir el riesgo de incendios forestales. Estas medidas permitirán una recuperación de la biodiversidad de la Red Natura 2000 de la isla de La Gomera (concretamente en los ZECs Garajonay, Cuenca de Benchijigua-Guarimiar, Orone, Benchijigua y La Fortaleza). Las actuaciones se están realizando con una importante implicación de la población local, a través de talleres y reuniones, hecho que enriquece el presente proyecto.
El proyecto nació como consecuencia del padecimiento en la isla de La Gomera del peor incendio forestal de las últimas décadas en las islas Canarias desde el punto de vista ecológico. Se trata del incendio conocido que ha afectado mayor superficie de bosques de laurisilva en Canarias, incluyendo importantes superficies de bosques centenarios de gran valor ecológico, siendo esto un hecho sin precedentes. La superficie total incendiada ascendió a 3.613,78 hectáreas, afectando a siete Zonas de Especial Conservación. La superficie afectada en el Parque Nacional de Garajonay fue de 741,70 hectáreas, es decir, un 18,76% de su superficie.
El objetivo general del proyecto se plasma en una serie de objetivos específicos que son:
1) Apoyar el proceso de regeneración natural de los hábitats de laurisilva afectados por el incendio de 2012.
2) Apoyar a la recuperación de las poblaciones de especies de flora amenazadas afectadas.
3) Reducir el riesgo de incendios en el futuro.
Para la consecución del objetivo 1 ya se han ejecutado una serie de acciones preparativas encaminadas a obtener unas bases de conocimiento para conseguir optimizar el rendimiento de las estrategias a seguir. Se ha estudiado la evolución de la vegetación a partir de sensores remotos, así como la evolución en las características de los suelos afectados por el fuego. Asimismo se ha redactado un Plan de Restauración Ecológica del área afectada por el incendio y se están realizando activamente trabajos de restauración en campo. Para poder establecer indicadores, se está trabajando en un programa de seguimiento y en una evaluación de la implementación de las acciones relacionadas con la restauración.
Para la consecución del objetivo 2, se está trabajando en la recuperación de poblaciones de especies amenazadas y en el control de herbívoros introducidos.
Para la consecución del objetivo 3, se han realizado acciones destinadas a mejorar el conocimiento sobre el comportamiento del fuego, con la concreción de medidas para reducir la incidencia de los incendios y afrontar la extinción con mayor eficacia en caso de producirse a partir de la redacción de un Plan de Defensa Integral contraincendios para la isla de La Gomera, así como con la redacción de diversos Planes de Autoprotección Municipales. Asimismo, se tratará de lograr que la sociedad gomera entienda y sea conciencie del problema de los incendios forestales y sus efectos e implicaciones en los ecosistemas de la laurisilva y en las poblaciones del entorno, a través de la redacción del documento sobre el diseño de estrategias de prevención social contra incendios forestales y con la evaluación del impacto socioeconómico de las acciones del proyecto.
También se ha trabajado en acciones de divulgación a través de la colocación de varios tablones anuncio repartidos por los diferentes municipios de la isla, elaboración de diferente material divulgativo del proyecto (camisetas, polos, gorras, calendarios y folletos), página web y la realización de talleres de análisis, formación y divulgación. Otras acciones ya están en proceso de ejecución como la elaboración de un documental y la creación de una exposición y paneles sobre el problema de los incendios forestales en los bosques de laurisilva. Otras acciones previstas se realizarán con posterioridad al presente informe intermedio, como la organización de seminarios internaciones sobre la prevención y defensa contraincendios y la restauración de bosques quemados de laurisilva o la redacción del denominado informe Layman.
Tal y como se ha apuntado, se puede afirmar que el proyecto Life Garajonay Vive es un éxito debido a su enfoque multidisciplinar, tratando asuntos propios de restauración del área afectada por el incendio, protección de las especies amenazadas y prevención frente a los incendios forestales. En lo que se refiere a la parte de restauración, se está realizando un importante trabajo con el objetivo de apoyar a la regeneración natural del área afectada por el incendio, realizando labores de plantación con la especie haya (Morella faya) de manera paulatina, con objeto de modificar la actual serie degradativa que se viene generando de manera natural con la presencia del codeso (Adenocarpus foliolosus). Respecto a las especies amenazadas, se están realizando labores de seguimiento y estudios para posibles reforzamientos. Con el trabajo de control de herbívoros (ovejas y cabras asilvestradas) se está consiguiendo una eficaz manera de controlar e incluso erradicar en ciertos lugares la presencia de estos animales y, por tanto, el evidente descenso de su impacto sobre la flora amenazada. Para la prevención de los incendios forestales, se cuenta con los planes de autoprotección municipales de ciertos núcleos de población de los ayuntamientos de Valle Gran Rey y Vallehermoso, así como de un Plan de Defensa contraincendios integral para la isla de La Gomera. Estos documentos han tenido una gran acogida tanto entre la población local como entre los responsables políticos de las diferentes administraciones públicas de la isla, encontrando en ellos una guía para las posteriores labores en materia de prevención.
Los resultados que se esperan obtener a la finalización de este proyecto son los siguientes:
1) Obtener unas bases de conocimiento para diseñar estrategias de restauración eficaces para estos ecosistemas afectados por incendios.
2) Tener en marcha un programa de restauración de zonas incendiadas.
3) Lograr que las poblaciones de especies de fauna y flora amenazadas que se han visto afectadas, se sitúen fuera de la situación de alto riesgo de extinción en la que ahora mismo se encuentran.
4) Obtener unas bases de conocimiento para diseñar estrategias de prevención y extinción de incendios eficaces para estos ecosistemas.
5) Tener implantadas las medidas necesarias para reducir la incidencia de incendios y afrontar con mayor eficacia la extinción en caso de producirse.
6) Lograr que la sociedad gomera entienda y sea consciente del problema de los incendios forestales y de sus efectos e implicaciones en los ecosistemas de la laurisilva y en poblaciones del entorno.
Jorge Padilla Plasencia
Ingeniero de Montes
Director-Coordinador técnico del proyecto
Enlace facebook del proyecto
El proyecto nació como consecuencia del padecimiento en la isla de La Gomera del peor incendio forestal de las últimas décadas en las islas Canarias desde el punto de vista ecológico. Se trata del incendio conocido que ha afectado mayor superficie de bosques de laurisilva en Canarias, incluyendo importantes superficies de bosques centenarios de gran valor ecológico, siendo esto un hecho sin precedentes. La superficie total incendiada ascendió a 3.613,78 hectáreas, afectando a siete Zonas de Especial Conservación. La superficie afectada en el Parque Nacional de Garajonay fue de 741,70 hectáreas, es decir, un 18,76% de su superficie.
El objetivo general del proyecto se plasma en una serie de objetivos específicos que son:
1) Apoyar el proceso de regeneración natural de los hábitats de laurisilva afectados por el incendio de 2012.
2) Apoyar a la recuperación de las poblaciones de especies de flora amenazadas afectadas.
3) Reducir el riesgo de incendios en el futuro.
Para la consecución del objetivo 1 ya se han ejecutado una serie de acciones preparativas encaminadas a obtener unas bases de conocimiento para conseguir optimizar el rendimiento de las estrategias a seguir. Se ha estudiado la evolución de la vegetación a partir de sensores remotos, así como la evolución en las características de los suelos afectados por el fuego. Asimismo se ha redactado un Plan de Restauración Ecológica del área afectada por el incendio y se están realizando activamente trabajos de restauración en campo. Para poder establecer indicadores, se está trabajando en un programa de seguimiento y en una evaluación de la implementación de las acciones relacionadas con la restauración.
Para la consecución del objetivo 2, se está trabajando en la recuperación de poblaciones de especies amenazadas y en el control de herbívoros introducidos.
Para la consecución del objetivo 3, se han realizado acciones destinadas a mejorar el conocimiento sobre el comportamiento del fuego, con la concreción de medidas para reducir la incidencia de los incendios y afrontar la extinción con mayor eficacia en caso de producirse a partir de la redacción de un Plan de Defensa Integral contraincendios para la isla de La Gomera, así como con la redacción de diversos Planes de Autoprotección Municipales. Asimismo, se tratará de lograr que la sociedad gomera entienda y sea conciencie del problema de los incendios forestales y sus efectos e implicaciones en los ecosistemas de la laurisilva y en las poblaciones del entorno, a través de la redacción del documento sobre el diseño de estrategias de prevención social contra incendios forestales y con la evaluación del impacto socioeconómico de las acciones del proyecto.
También se ha trabajado en acciones de divulgación a través de la colocación de varios tablones anuncio repartidos por los diferentes municipios de la isla, elaboración de diferente material divulgativo del proyecto (camisetas, polos, gorras, calendarios y folletos), página web y la realización de talleres de análisis, formación y divulgación. Otras acciones ya están en proceso de ejecución como la elaboración de un documental y la creación de una exposición y paneles sobre el problema de los incendios forestales en los bosques de laurisilva. Otras acciones previstas se realizarán con posterioridad al presente informe intermedio, como la organización de seminarios internaciones sobre la prevención y defensa contraincendios y la restauración de bosques quemados de laurisilva o la redacción del denominado informe Layman.
Tal y como se ha apuntado, se puede afirmar que el proyecto Life Garajonay Vive es un éxito debido a su enfoque multidisciplinar, tratando asuntos propios de restauración del área afectada por el incendio, protección de las especies amenazadas y prevención frente a los incendios forestales. En lo que se refiere a la parte de restauración, se está realizando un importante trabajo con el objetivo de apoyar a la regeneración natural del área afectada por el incendio, realizando labores de plantación con la especie haya (Morella faya) de manera paulatina, con objeto de modificar la actual serie degradativa que se viene generando de manera natural con la presencia del codeso (Adenocarpus foliolosus). Respecto a las especies amenazadas, se están realizando labores de seguimiento y estudios para posibles reforzamientos. Con el trabajo de control de herbívoros (ovejas y cabras asilvestradas) se está consiguiendo una eficaz manera de controlar e incluso erradicar en ciertos lugares la presencia de estos animales y, por tanto, el evidente descenso de su impacto sobre la flora amenazada. Para la prevención de los incendios forestales, se cuenta con los planes de autoprotección municipales de ciertos núcleos de población de los ayuntamientos de Valle Gran Rey y Vallehermoso, así como de un Plan de Defensa contraincendios integral para la isla de La Gomera. Estos documentos han tenido una gran acogida tanto entre la población local como entre los responsables políticos de las diferentes administraciones públicas de la isla, encontrando en ellos una guía para las posteriores labores en materia de prevención.
Los resultados que se esperan obtener a la finalización de este proyecto son los siguientes:
1) Obtener unas bases de conocimiento para diseñar estrategias de restauración eficaces para estos ecosistemas afectados por incendios.
2) Tener en marcha un programa de restauración de zonas incendiadas.
3) Lograr que las poblaciones de especies de fauna y flora amenazadas que se han visto afectadas, se sitúen fuera de la situación de alto riesgo de extinción en la que ahora mismo se encuentran.
4) Obtener unas bases de conocimiento para diseñar estrategias de prevención y extinción de incendios eficaces para estos ecosistemas.
5) Tener implantadas las medidas necesarias para reducir la incidencia de incendios y afrontar con mayor eficacia la extinción en caso de producirse.
6) Lograr que la sociedad gomera entienda y sea consciente del problema de los incendios forestales y de sus efectos e implicaciones en los ecosistemas de la laurisilva y en poblaciones del entorno.
Jorge Padilla Plasencia
Ingeniero de Montes
Director-Coordinador técnico del proyecto
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Laguna de El Oso
La laguna de El Oso es una laguna endorreica situada en el municipio abulense del mismo nombre, en la comarca de La Moraña, al norte de la provincia de Ávila. Esta laguna es muy interesante desde el punto de vista hidrológico y geomorfológico, pero sin duda su mayor atractivo es la cantidad y diversidad de especies de aves que viven o hibernan en ella.
Aquí os dejamos un reportaje de TVE, que comenta su restauración y sus valores ecológicos.
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Aquí os dejamos un reportaje de TVE, que comenta su restauración y sus valores ecológicos.
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lunes, 14 de noviembre de 2016
¿Deforestación o todo lo contrario?
Recientemente se han publicado sendos reportajes en El Confidencial y en El País, donde se muestran dos situaciones contrapuestas. Mientras en los países europeos, Estados Unidos o China aumenta la superficie forestal, en otros como Brasil o Indonesia se está produciendo aún una dramática deforestación.
Artículo
En contra de la creencia general, España es ahora más verde de lo que era hace cien años, y lo mismo ocurre con el resto del continente europeo: según los datos, la superficie cubierta por bosques ha aumentado más de un tercio desde 1900 hasta 2010. Es la conclusión extraída por un análisis realizado por Richard Fuchs, investigador de la Universidad de Waningen, en Holanda.
Utilizando los datos del impacto que los acontecimientos del siglo XX y principios del XXI han tenido sobre los bosques, los campos de cultivo y los asentamientos urbanos, Fuchs y su equipo han dibujado el mapa de la Europa verde (que puedes consultar aquí al completo), y la conclusión general es que la superficie urbana se mantiene estable, las huertas disminuyen y los bosques se van extendiendo a lo largo y ancho del continente.
Las razones de esa reconquista, explica Fuchs, son varias. "La madera por entoces, hacia 1900 y mucho antes, se necesitaba para casi todo: para los muebles, para apuntalar minas, para los raíles de los trenes, para la construcción, en las trincheras de las guerras, como combustible, para los barcos... Esto provocó que a principios de siglo apenas quedasen bosques en Europa". Pero tras la Segunda Guerra Mundial, la producción de madera dejó de considerarse necesaria para el crecimiento económico.
Por ese motivo, los bosques aumentaron su superficie, y a la vez se redujeron los campos de cultivo: las innovaciones agrotecnológicas hicieron que con menos superficie se pudiese producir la misma cantidad de alimentos, y a la vez mucha gente se desplazó de las zonas rurales a las grandes ciudades. Así, se han producido durante este siglo tres procesos principales que cambiaron el paisaje: la urbanización (crecieron los asentamientos urbanos, algo que ocurrió básicamente en los alrededores de las grandes ciudades), la reforestación (los bosques recuperaron terreno de cultivo o de pradera) y las dinámicas entre cultivos y praderas (unos se convirtieron en otras y viceversa).
Los cambios entre cultivos y praderas ocurrieron a lo largo y ancho de Europa, y de forma muy pronunciada en los antiguos países comunistas, explica Fuchs. Tras la caída del Muro de Berlín y su entrada en el ecosistema capitalista, muchas de sus granjas dejaron de ser competitivas, de forma que los granjeros abandonaron sus tierras, que quedaron a merced de la naturaleza, convirtiéndose primero en praderas y zonas de arbustos, y después en bosques.
Otro de los grandes factores que señalan Fuchs y su equipo para esta evolución es la Política Agraria Común que la UE puso en marcha en los años 90. Para evitar una agricultura ineficiente, se impulsó que solo las zonas más productivas debían utilizarse para la actividad agrícola. Esto causó que las zonas de cultivo más grandes continuasen creciendo, automatizando su manejo con maquinaria cada vez más avanzada, mientras que los terrenos menores se fueron abandonando poco a poco.
Según el mapa, España es ahora más verde que hace cien años, aunque, como ocurre en el resto de Europa, más por la intensidad de ese verde que por su superficie. Según los datos recogidos por Fuchs y sus colegas, la cantidad de terreno dedicado ahora a asentamientos humanos es similar al que había a principios de este siglo, también se mantiene similar el dedicado a tierras de cultivo, que si bien aumentó a mediados de los 50 y 60, se redujo de nuevo desde los 70 hasta situarse en 2010 a la misma altura que en 1900.
En cambio, el porcentaje de terreno reconquistado por los bosques ha crecido considerablemente, pasando de aproximadamente un 10% a más del 20% en estos 110 años. "A menudo terrenos agrícolas marginales, en zonas menos accesibles y productivas, se fueron abandonando, porque con la maquinaria y las técnicas de regadío se mejoró la producción", subraya el investigador. "España, pero en general también el resto de Europa, podía generar más alimentos en menos terreno gracias a estas innovaciones".
Además, Europa comenzó a importar gran parte de sus alimentos, de forma que la alimentación de su población ya no suponía una presión sobre su propio suelo. Con el tiempo, esos cultivos que ya no eran necesarios se convirtieron en prados y después en bosques.
Pero esto, concluye, no es en sí mismo algo positivo. "Se trata de un mero cambio en el uso del suelo, que no dice nada sobre lo natural o sano que es ese nuevo uso. Aunque un campo de cultivo haya cambiado, puede haberlo hecho por un bosque plantado para la producción de madera y con poco valor en cuanto a diversidad o uso recreativo"
Entender cómo los humanos hemos cambiado el uso que le damos al suelo es importante porque es un síntoma de cómo han cambiado las vidas de los europeos en ese tiempo, y también porque es un factor directamente relacionado con el clima: las condiciones climáticas son uno de los factores que determinan si un lugar puede producir alimentos y agua, así como si es un buen lugar para establecer un asentamiento humano; a su vez, el cambio del uso del terreno por parte del ser humano es, tras el uso de combustibles fósiles, el segundo factor principal de emisión de gases de efecto invernadero, grandes responsables del cambio climático.
Cuando los bosques son sustituidos por campos de cultivo o pastos, grandes cantidades de CO2 son emitidas a la atmósfera, ya sea directamente (si el cambio se produce por un incendio) o en los años siguientes (si los árboles son talados y a la madera se le dan otros usos, y a medida que se descomponen sus raíces). Se calcula que aproximadamente un tercio del dióxido de carbono de origen antropocéntrico emitido a la atmósfera proviene de la deforestación.
Pero hay otros modos por los que al cambiar el uso del suelo estamos afectando al clima. Uno de ellos está relacionado con el reflejo de la radiación solar. Cuando la luz del sol impacta sobre el suelo, parte de ella se refleja hacia la atmósfera y otra es absorbida. Esto no ocurre siempre en la misma proporción: la superficie terestre oscura (los bosques) absorben más radiación que la superficie clara (las huertas y prados). Es decir, que la temperatura sobre una superficie de cultivo es mayor que sobre una superficie boscosa.
Sin embargo, no toda la radiación que absorbe el suelo se convierte en calor, ya que parte de ella actúa sobre el agua que hay en él, evaporándola hacia la atmósfera, y sobre la que tienen las plantas, causando su transpiración. El resultado es una combinación, denominada evapotranspiración, que reduce la temperatura.
Entender cuál es el impacto concreto de cada uno de estos fenómenos sobre el clima no es fácil porque sus efectos son muy distintos en el tiempo (la evapotranspiración se nota en horas, las emisiones de CO2 en décadas) y en el espacio (la primera es local, las segundas son globales), y porque el efecto es recíproco (si suben las temperaturas, aumenta la evapotranspiración, por ejemplo). Ahí es donde el trabajo de Fuchs y sus compañeros entra en juego: un mapa continental y de todo un siglo para entender qué hemos hecho con nuestro suelo.
Otra situación bien diferente se describe en un extraordinario reportaje de Jacopo Ottaviani publicado por El País titulado Los Pulmones de la Tierra, en el que se ilustra con testimonios, vídeos y fotografías, la deforestación intensa que se produce todavía en algunos "puntos calientes" del planeta.
En determinadas regiones, como China o Europa, los bosques están en expansión, sobre todo gracias a los programas de reforestación y a un incremento de los cultivos arbóreos. En otras zonas del mundo, especialmente en los trópicos, las selvas se encuentran constantemente amenazadas por el ser humano. Las principales cuencas de pluvisilva de la Amazonia, Congo y el sudeste de Asia pierden millones de hectáreas cada año. En Indonesia, por ejemplo, han desaparecido unos 2,6 millones de hectáreas de bosque tropical solo en 2015 a causa de uno de los incendios más trágicos de los últimos tiempos.
Los bosques, junto con los océanos, absorben enormes cantidades del dióxido de carbono que circula en la atmósfera. Proteger los pulmones de la Tierra es fundamental para preservar la biodiversidad del planeta y combatir el calentamiento global.
Una zona del Parque Nacional Gunung Leuser, en Indonesia, ha sido arrasada de forma ilegal según detectó el equipo de Conservation Drones. Las cortezas de árboles y plantas han sido tiradas al río en un intento de esconder la zona deforestada. Fuente: Conservation Drones
“Los bosques están desapareciendo en el mundo a un ritmo objeto de debate científico. Los datos proporcionados por Naciones Unidas revelan que la deforestación se ha reducido en las últimas décadas”, informa Peter Holmgren, director del Centro de Investigación Forestal Internacional. “Es una buena noticia, pero en determinadas zonas del mundo, como Indonesia, Brasil y África central, seguimos perdiéndolos a un ritmo preocupante”.
Artículo
En contra de la creencia general, España es ahora más verde de lo que era hace cien años, y lo mismo ocurre con el resto del continente europeo: según los datos, la superficie cubierta por bosques ha aumentado más de un tercio desde 1900 hasta 2010. Es la conclusión extraída por un análisis realizado por Richard Fuchs, investigador de la Universidad de Waningen, en Holanda.
Utilizando los datos del impacto que los acontecimientos del siglo XX y principios del XXI han tenido sobre los bosques, los campos de cultivo y los asentamientos urbanos, Fuchs y su equipo han dibujado el mapa de la Europa verde (que puedes consultar aquí al completo), y la conclusión general es que la superficie urbana se mantiene estable, las huertas disminuyen y los bosques se van extendiendo a lo largo y ancho del continente.
Las razones de esa reconquista, explica Fuchs, son varias. "La madera por entoces, hacia 1900 y mucho antes, se necesitaba para casi todo: para los muebles, para apuntalar minas, para los raíles de los trenes, para la construcción, en las trincheras de las guerras, como combustible, para los barcos... Esto provocó que a principios de siglo apenas quedasen bosques en Europa". Pero tras la Segunda Guerra Mundial, la producción de madera dejó de considerarse necesaria para el crecimiento económico.
Por ese motivo, los bosques aumentaron su superficie, y a la vez se redujeron los campos de cultivo: las innovaciones agrotecnológicas hicieron que con menos superficie se pudiese producir la misma cantidad de alimentos, y a la vez mucha gente se desplazó de las zonas rurales a las grandes ciudades. Así, se han producido durante este siglo tres procesos principales que cambiaron el paisaje: la urbanización (crecieron los asentamientos urbanos, algo que ocurrió básicamente en los alrededores de las grandes ciudades), la reforestación (los bosques recuperaron terreno de cultivo o de pradera) y las dinámicas entre cultivos y praderas (unos se convirtieron en otras y viceversa).
Los cambios entre cultivos y praderas ocurrieron a lo largo y ancho de Europa, y de forma muy pronunciada en los antiguos países comunistas, explica Fuchs. Tras la caída del Muro de Berlín y su entrada en el ecosistema capitalista, muchas de sus granjas dejaron de ser competitivas, de forma que los granjeros abandonaron sus tierras, que quedaron a merced de la naturaleza, convirtiéndose primero en praderas y zonas de arbustos, y después en bosques.
Otro de los grandes factores que señalan Fuchs y su equipo para esta evolución es la Política Agraria Común que la UE puso en marcha en los años 90. Para evitar una agricultura ineficiente, se impulsó que solo las zonas más productivas debían utilizarse para la actividad agrícola. Esto causó que las zonas de cultivo más grandes continuasen creciendo, automatizando su manejo con maquinaria cada vez más avanzada, mientras que los terrenos menores se fueron abandonando poco a poco.
Según el mapa, España es ahora más verde que hace cien años, aunque, como ocurre en el resto de Europa, más por la intensidad de ese verde que por su superficie. Según los datos recogidos por Fuchs y sus colegas, la cantidad de terreno dedicado ahora a asentamientos humanos es similar al que había a principios de este siglo, también se mantiene similar el dedicado a tierras de cultivo, que si bien aumentó a mediados de los 50 y 60, se redujo de nuevo desde los 70 hasta situarse en 2010 a la misma altura que en 1900.
En cambio, el porcentaje de terreno reconquistado por los bosques ha crecido considerablemente, pasando de aproximadamente un 10% a más del 20% en estos 110 años. "A menudo terrenos agrícolas marginales, en zonas menos accesibles y productivas, se fueron abandonando, porque con la maquinaria y las técnicas de regadío se mejoró la producción", subraya el investigador. "España, pero en general también el resto de Europa, podía generar más alimentos en menos terreno gracias a estas innovaciones".
Además, Europa comenzó a importar gran parte de sus alimentos, de forma que la alimentación de su población ya no suponía una presión sobre su propio suelo. Con el tiempo, esos cultivos que ya no eran necesarios se convirtieron en prados y después en bosques.
Pero esto, concluye, no es en sí mismo algo positivo. "Se trata de un mero cambio en el uso del suelo, que no dice nada sobre lo natural o sano que es ese nuevo uso. Aunque un campo de cultivo haya cambiado, puede haberlo hecho por un bosque plantado para la producción de madera y con poco valor en cuanto a diversidad o uso recreativo"
Entender cómo los humanos hemos cambiado el uso que le damos al suelo es importante porque es un síntoma de cómo han cambiado las vidas de los europeos en ese tiempo, y también porque es un factor directamente relacionado con el clima: las condiciones climáticas son uno de los factores que determinan si un lugar puede producir alimentos y agua, así como si es un buen lugar para establecer un asentamiento humano; a su vez, el cambio del uso del terreno por parte del ser humano es, tras el uso de combustibles fósiles, el segundo factor principal de emisión de gases de efecto invernadero, grandes responsables del cambio climático.
Cuando los bosques son sustituidos por campos de cultivo o pastos, grandes cantidades de CO2 son emitidas a la atmósfera, ya sea directamente (si el cambio se produce por un incendio) o en los años siguientes (si los árboles son talados y a la madera se le dan otros usos, y a medida que se descomponen sus raíces). Se calcula que aproximadamente un tercio del dióxido de carbono de origen antropocéntrico emitido a la atmósfera proviene de la deforestación.
Pero hay otros modos por los que al cambiar el uso del suelo estamos afectando al clima. Uno de ellos está relacionado con el reflejo de la radiación solar. Cuando la luz del sol impacta sobre el suelo, parte de ella se refleja hacia la atmósfera y otra es absorbida. Esto no ocurre siempre en la misma proporción: la superficie terestre oscura (los bosques) absorben más radiación que la superficie clara (las huertas y prados). Es decir, que la temperatura sobre una superficie de cultivo es mayor que sobre una superficie boscosa.
Sin embargo, no toda la radiación que absorbe el suelo se convierte en calor, ya que parte de ella actúa sobre el agua que hay en él, evaporándola hacia la atmósfera, y sobre la que tienen las plantas, causando su transpiración. El resultado es una combinación, denominada evapotranspiración, que reduce la temperatura.
Entender cuál es el impacto concreto de cada uno de estos fenómenos sobre el clima no es fácil porque sus efectos son muy distintos en el tiempo (la evapotranspiración se nota en horas, las emisiones de CO2 en décadas) y en el espacio (la primera es local, las segundas son globales), y porque el efecto es recíproco (si suben las temperaturas, aumenta la evapotranspiración, por ejemplo). Ahí es donde el trabajo de Fuchs y sus compañeros entra en juego: un mapa continental y de todo un siglo para entender qué hemos hecho con nuestro suelo.
Otra situación bien diferente se describe en un extraordinario reportaje de Jacopo Ottaviani publicado por El País titulado Los Pulmones de la Tierra, en el que se ilustra con testimonios, vídeos y fotografías, la deforestación intensa que se produce todavía en algunos "puntos calientes" del planeta.
En determinadas regiones, como China o Europa, los bosques están en expansión, sobre todo gracias a los programas de reforestación y a un incremento de los cultivos arbóreos. En otras zonas del mundo, especialmente en los trópicos, las selvas se encuentran constantemente amenazadas por el ser humano. Las principales cuencas de pluvisilva de la Amazonia, Congo y el sudeste de Asia pierden millones de hectáreas cada año. En Indonesia, por ejemplo, han desaparecido unos 2,6 millones de hectáreas de bosque tropical solo en 2015 a causa de uno de los incendios más trágicos de los últimos tiempos.
Los bosques, junto con los océanos, absorben enormes cantidades del dióxido de carbono que circula en la atmósfera. Proteger los pulmones de la Tierra es fundamental para preservar la biodiversidad del planeta y combatir el calentamiento global.
Una zona del Parque Nacional Gunung Leuser, en Indonesia, ha sido arrasada de forma ilegal según detectó el equipo de Conservation Drones. Las cortezas de árboles y plantas han sido tiradas al río en un intento de esconder la zona deforestada. Fuente: Conservation Drones
“Los bosques están desapareciendo en el mundo a un ritmo objeto de debate científico. Los datos proporcionados por Naciones Unidas revelan que la deforestación se ha reducido en las últimas décadas”, informa Peter Holmgren, director del Centro de Investigación Forestal Internacional. “Es una buena noticia, pero en determinadas zonas del mundo, como Indonesia, Brasil y África central, seguimos perdiéndolos a un ritmo preocupante”.
viernes, 4 de noviembre de 2016
Sobre caudales sólidos
Os dejo esta tabla que he encontrado sobre los ríos con mayores caudales sólidos del mundo. La tabla se recoge en este artículo.
jueves, 3 de noviembre de 2016
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