Las técnicas de recolección de agua (water harvesting en la bibliografía anglosajona) consisten en crear estructuras que recojan agua para suministrar un suplemento hídrico a las plantas. La oasificación (neologismo recientemente introducido), apoyándose en estos ancestrales métodos, los mejora tecnológicamente y los amplía, propugnando el establecimiento de una vegetación leñosa que frene los negativos efectos de los procesos erosivos.
Problemas de erosión hídrica en jardines
En concreto, la oasificación consiste en la construcción de pequeñas estructuras de tierra para recoger e infiltrar la precipitación y la escorrentía (y con ella nutrientes y materia orgánica), por modificación de la fisiografía de la ladera; de esta manera se mejoran las condiciones hídricas del suelo y se establece y desarrolla una vegetación leñosa que invierta el proceso de desertificación. Si esta filosofía se está aplicando ya a la restauración forestal, ¿por qué no hacerlo al paisajismo o a la restauración de taludes en zonas secas?.
En concreto, la oasificación consiste en la construcción de pequeñas estructuras de tierra para recoger e infiltrar la precipitación y la escorrentía (y con ella nutrientes y materia orgánica), por modificación de la fisiografía de la ladera; de esta manera se mejoran las condiciones hídricas del suelo y se establece y desarrolla una vegetación leñosa que invierta el proceso de desertificación. Si esta filosofía se está aplicando ya a la restauración forestal, ¿por qué no hacerlo al paisajismo o a la restauración de taludes en zonas secas?.
Oasificación contra desertificación
De hecho, las técnicas de recolección de agua se vienen utilizando en la creación de jardines en zonas secas. Puede ponerse como ejemplo la construcción de los tradicionales alcorques en los árboles de los jardines, que recogen y almacenan el agua de lluvia y en algunos casos también de escorrentía. También son destacables las iniciativas desarrolladas con éxito en Estados Unidos, especialmente en Arizona, en las que se proponen los tejados de las casas como áreas de impluvio (véase el dibujo adjunto), captadoras de agua para suministrarlo a las plantas de los jardines; o el diseño adecuado de los espacios verdes, identificando y creando áreas de impluvio y áreas de recepción, siendo en estas últimas donde se instalan las plantas.
Tradicionales alcorques en un jardín de Granada
En este contexto, Martínez de Azagra y colaboradores (oasificacion.com) han desarrollado el programa informático MODIPÉ, que permite el diseño de sistemas de oasificación, gracias a una simulación hidrológica de la ladera a restaurar, y al cálculo preciso de las disponibilidades hídricas de las plantas. MODIPÉ está especialmente creado para el diseño de repoblaciones forestales en zonas áridas o semiáridas, y sin embargo, es muy útil también para el diseño de restauraciones y revegetaciones de taludes y laderas de jardines, obras públicas y vías de comunicación, en zonas secas.
Portada del programa informático MODIPÉ (oasificación.com)
La xerojardinería es la jardinería propia de las zonas más secas, aunque este término se refiere actualmente a la jardinería autosuficiente, sostenible, que optimiza al máximo los recursos disponibles, especialmente el agua. En la xerojardinería se trata de no “mimar” a las plantas, porque la adaptación a climas secos y la resistencia a la sequía es una cuestión genética y tiene también una parte de “aprendizaje”. Una recomendación de la xerojardinería es la de no utilizar césped en los jardines mediterráneos, porque consume una gran cantidad de agua. Es mejor que se sustituya por un “verde” más sostenible, como el de las plantas tapizantes.
También en Estados Unidos se introdujo la palabra “xeriscape” (que en español se puede traducir por xeropaisajismo). Se trata de un paisajismo en el que prima la conservación del agua empleando sistemas y especies que optimicen y minimicen el consumo de este recurso. Frente al despilfarro de agua, la xerojardinería y el xeropaisajismo proponen unas pautas ecológicas, para crear unos espacios naturales urbanos basados en la eficiencia de los recursos naturales, especialmente del agua. Según sus defensores, un jardín diseñado y mantenido con estos criterios consume una cuarta parte del agua de riego de un jardín convencional.
El origen de la xerojardinería se remonta a las graves sequías ocurridas en el oeste de Estados Unidos en los años 70. Un equipo de expertos del Departamento de Aguas de Denver creó un programa de conservación de agua en jardinería, e ideó en 1981 el término "xeriscape", un acrónimo de "xeros" (seco) y "landscape" (jardín). En 1986 se fundó el National Xeriscape Council, organización sin ánimo de lucro que tiene como objetivo difundir y establecer las pautas básicas de aplicación de la xerojardinería.
Desde la xerojardinería se plantean una serie de consejos para ahorrar agua al máximo:
- Utilización de recubrimientos ("mulching"), que permite reducir la pérdida de agua por evaporación, reduce la erosión y la aparición de malas hierbas, además de proporcionar un buen resultado estético.
- Creación de zonas sombreadas y pantallas verdes, que evitan las pérdidas de agua y atenúan el viento.
- Aprovechamiento del agua de la lluvia, para lo que se recomienda plantar en otoño, si es posible, para que las plantas aprovechen las lluvias de invierno. Así mismo, se deben aprovechar fuentes de agua distintas de la red urbana de abastecimiento (por ejemplo, sistemas de recolección de agua), porque no es necesario que el agua de riego sea potable.
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