Dentro de la segunda parte del PAND, el epígrafe 4 se ocupa de las distintas políticas sectoriales que tienen influencia en la lucha contra la desertificación, ya que, como se ha dicho, la desertificación es un problema complejo. Se hace un repaso de la política agraria (tan condicionada por las políticas europeas), la política forestal (con especial mención a la restauración hidrológico-forestal, en la que en España fuimos pioneros), y la gestión de recursos hídricos (legislación y administración del agua, planes hidrológicos, etc.). Llama la atención que no se dedique ni un solo párrafo al desarrollo urbanístico, que tiene también su incidencia negativa en la desertificación.
Posteriormente se habla de la investigación y desarrollo y de las acciones no gubernamentales. Es curioso comprobar como se dedica más tiempo a las oenegés ambientalistas que a la investigación en general y a la investigación universitaria en particular. Pienso que en este documento debería hacerse referencia a todas las iniciativas y proyectos de investigación sobre el tema, y sin embargo, se pasa de puntillas por algunos de los más importantes (especialmente de financiación importante).
El capítulo termina con referencias a acuerdos internacionales relacionados con el cambio climático, la diversidad biológica y el foto de la ONU sobre bosques, y por último a la política del medio ambiente (en España y en la UE).
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