Andrés Martínez de Azagra y Joaquín Navarro tuvieron el acierto de insertar algunos textos del X Congreso Forestal Mundial (1991) en la introducción de su magnífico libro Hidrología Forestal. Por su interés, paso a transcribirlos a continuación.
BOSQUE Y CLIMA
La influencia de los ecosistemas forestales sobre los microclimas y los climas es importante. Sobre todo por su efecto en los flujos de carbono, el bosque y la madera pueden comportarse como "fuente productora" de gas con efecto invernadero, en el caso de la deforestación masiva, o bien como "sumidero", ya que una silvicultura adaptada y extensiones forestales pueden conservar y mejorar el capital en árboles. Más allá del bosque, el recurso a empleos perennes de la madera puede aumentar ese efecto de almacenamiento. Las reflexiones y trabajos actuales, relativos a los cambios climáticos inducidos por el efecto invernadero o resultantes de fenómenos naturales, deben tomar en cuenta todavía esos datos y perspectivas.
PROTECCIÓN DE LOS SUELOS Y DE LOS RECURSOS HÍDRICOS
Esta comprobado el papel beneficioso de una cubierta forestal por la mayoría de los trabajos de investigación, tanto para la protección de los suelos como para la prevención de los corrimientos de terrenos, o aún la fijación de dunas. Sin embargo, quedan incertidumbres en varios puntos: estimación de la evapotranspiración, impacto de los distintos tipos de gestión forestal, relaciones entre tipo de bosques y calidad de aguas...
La implantación o reimplantación de la vegetación constituyen, junto a la construcción de embalses y banquetas, uno de los medios de acción a disposición del hombre.
La textura y la estructura de los suelos, su composición química y su capacidad de retención de agua constituyen elementos mayores de la potencialidad de los sitios forestales. Para que se pueda orientar mejor las intervenciones silvícolas, es imprescindible disponer de un sólido diagnóstico del lugar, y a veces, de estudios locales sobre el funcionamiento y la nutrición de los ecosistemas forestales.
Se debe proseguir e intensificar las investigaciones pendientes sobre todo en los bosques tropicales, mediante:
-El aumento del número de dispositivos experimentales
-Más recursos a las técnicas de modelización
-La ampliación de la escala de estudios de las cuencas hidrográficas
-y una mejor integración de la hidrología forestal a estudios mundiales sobre los ecosistemas
MANEJO DE CUENCAS HIDROGRÁFICAS
Dentro del manejo de las cuencas hidrográficas, la protección de las partes altas, a menudo arboladas, contribuye a limitar los daños causados en las partes bajas por las inundaciones y la sequía. Aguas abajo, en las laderas menos pendientes, la autosuficiencia de los espacios cultivados para leña, forrajes y materiales de construcción, así como la conservación del potencial de fertilidad de los mismos, limita la presión de aprovechamiento de las partes altas.
En ciertos casos, tales como las plantaciones de té, se puede reducir la superficie del bosque sin perjudicar el equilibrio hidrológico de la cuenca hidrográfica considerada.
Se puede limitar la erosión en zona de montaña mediante obras de ingeniería civil y una revegetación, a menudo a cargo del Estado.
Los esfuerzos de restauración de lso terrenos de montaña serán un éxito sólo si se involucra a las poblaciones locales y si se utilizan sus conocimientos tradicionales. El aumento del turismo de montaña plantea serios problemas que involucran las poblaciones locales y reactivan el interés en estos trabajos.
La ordenación de una cuenca hidrográfica debe ser global y afectar a la vez a las partes bajas y altas.
La mejora de los conocimientos de base sobre la naturaleza y la mecánica de los suelos resulta necesaria.
LUCHA CONTRA LA DESERTIFICACIÓN
Los desiertos cubren el 31 % de la superficie de las tierras emergidas. La desertificación debe entenderse como una degradación de los recursos naturales, lo que se traduce por una pérdida continua de la productividad de las tierras. Sus caisas son tanto humanas, particularmente debido a un desequilibrio en la utilización de los recursos, como climáticas o de modo más general, naturales. Resulta indispensable intervenir antes de que el proceso alcance un límite irreversible. Los desiertos se extienden a la vez hacia zonas templadas de tipo mediterráneo y hacia las zonas tropicales de tipo saheliano.
La vitalidad de las vegetaciones naturales nos recuerdan que la lucha contra la desertificación constituye a menudo un objetivo realista.
Con objeto de suprimir una causa importante de presión sobre masas leñosas particularmente frágiles en las zonas áridas, resulta indispensable encontrar soluciones duraderas para el abastecimiento energético de las poblaciones locales. La rehabilitación de los bosques naturales y la plantación de árboles de usos múltiples, de abrigo y de cortinas cortavientos deben plantearse en el marco de una ordenación silvopastoral.
2 comentarios:
Bueno, pues nada, que el blog está muy bien.
Por cierto, como no sé si te llegó este comentario, lo repito:
Si asumimos la vida de la Tierra a un día, nuestra civilización (10.000 años)equivaldría a los 0'2 segundos últimos del día. Pues bien, en menos tiempo todavía el hombre ha construido 45000 grandes presas que regulan el 46% de los ríos de la Tierra. ¡¡Esto sí que es cambio climático!!
¡Genial el comentario! Muchas gracias, Joaquín. Y ya sabes que puedes participar en el blog cuando quieras, que seguro que tienes cosas muy interesantes que contar.
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