Esta mañana fallecía Miguel Delibes. Además de ser un paisano excepcional, hijo predilecto de Valladolid, Miguel era un amante de la Naturaleza. "El escritor de la Naturaleza" le han llamado hoy en la radio. Y era verdad, lo demostró en obras tan personales y entrañables como "Mis amigas las truchas", en la que describió como nadie las aguas frías y cristalinas de los alrededores de Sedano, en las que tuve la oportunidad de trabajar hace años con Javi y Asier.
Este escritor universal es maestro de los que escribimos y cicerone de las tierras y las gentes castellanas. Lo mejor de los grandes hombres es que nos dejan sus obras y, en este sentido, el legado de Miguel es infinito.
Los que le apreciamos nos sentimos en este momento muy cerca de su familia, además de orgullosos de haber compartido con él muchas páginas, calles y ríos.
1 comentario:
Ha sido sin duda una noticia triste, especialmente para los amantes de la literatura, el conocimiento y la naturaleza, disciplinas que nadie como él sabía conjugar.
Miguel Delibes supo desde siempre adelantarse a su tiempo, y no tuvo reparos en denunciar el trágico decaimiento de nuestro campo «El campo ha sido siendo campo, pero ha dejado de ser Naturaleza»
Así lo refleja bien en su obra "Un mundo que agoniza" (discurso de entrada en la Real Academia Española en 1975) donde tan solo leer el título de algunos de sus capítulos (“El progreso contra el hombre” “La rapacidad humana” “Muerte en la tierra y en el mar”) nos da idea de lo adelantado a su tiempo y la gran sensibilidad de este gran hombre.
Un día triste.
Descansa en paz.
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