La erosión del suelo es un problema ambiental grave, que afecta de manera moderada o severa al 80% de los terrenos cultivados del mundo y supone unas pérdidas anuales en la producción agrícola de 42.000 millones de dólares. La erosión en cárcavas es una de las formas de erosión hídrica que se presenta con notable frecuencia en los climas semiáridos. Se trata de una serie de incisiones profundas que se producen en las laderas, cuyo desarrollo se debe a avenidas bruscas e intermitentes, condicionado así mismo por factores climáticos, edáficos y geomorfológicos, entre otros. Si las cárcavas progresan en una amplia extensión de terreno se puede llegar a un paisaje de morfología abarrancada que recibe la denominación de badlands. Las badlands, aunque sólo ocupan una extensión alrededor del 5% en el sur de Europa, suelen ser responsables del 50% al 80% de la emisión de sedimentos dentro de sus cuencas, y en España se han registrado tasas de erosión que oscilan entre varias toneladas por hectárea y año hasta casi un centenar.
La restauración de terrenos afectados por cárcavas requiere de elevadas inversiones, por lo que la prevención es lo más recomendable, generalmente mediante el mantenimiento de cubiertas vegetales densas que constituyan una protección natural del suelo. No obstante, existe una amplia experiencia en técnicas de restauración, que pasan por la recuperación de una cubierta forestal y la instalación de obras de ingeniería civil –fundamentalmente diques forestales- generalmente incluidas dentro de un proyecto de restauración hidrológico-forestal. La restauración de la vegetación suele ser una medida muy efectiva a medio y largo plazo, mientras que los diques frenan la erosión en el cauce, retienen los sedimentos generados en las laderas y los deslizamientos controlando el avance de las cárcavas temporalmente, hasta que la vegetación empieza a cumplir eficazmente su función protectora del suelo.
Si respecto a los trabajos de restauración de la cubierta vegetal existe un amplio consenso en cuanto a su eficiencia en la lucha contra la erosión, algunos autores consideran que los diques de retención de sedimentos no siempre son necesarios ni efectivos.
Para evaluar los efectos de estas obras, en una comunicación que presentamos en el Congreso Nacional de Medio Ambiente (CONAMA 2012), que se celebra esta semana en Madrid, se realiza una revisión del problema de la erosión en cárcavas, de los procesos que las inician y desarrollan y, especialmente, del papel de los diques en el control y retención de sedimentos así como de sus efectos en la morfología de los cauces, las variaciones de flujo y su efecto barrera.
Puedes leer la comunicación completa aquí o aquí.
Virginia Díaz, Jorge Mongil, Joaquín Navarro, Iván Ramos.
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