“Hace mucho tiempo,
el suelo era superior a todos los demás y su rendimiento era muy copioso… El
suelo era el mejor del mundo, el agua era abundante y los climas templados. Pero
en los años siguientes, lluvias torrenciales arrastraron los suelos de los
niveles altos a las profundidades del mar. Lo que queda es como un cuerpo
agotado por la enfermedad, ya que, al ser arrastrado el rico suelo
desmenuzable, sólo ha quedado un esqueleto de la tierra. Antes de que ocurriera
esto, las altas colinas estaban cubiertas de suelo y árboles. Pero ahora,
algunas de las montañas sólo pueden ofrecer sustento para las abejas. En los
tiempos antiguos, la montaña proporcionaba forraje ilimitado para el ganado,
pero los árboles fueron talados para enormes edificios… Antes que el terreno se
hiciese árido, el suelo se beneficiaba de la lluvia anual. Un enorme suministro
de agua se recibía y se almacenaba en el suelo… Ahora el agua abandona el
terreno árido y va al mar.”
Platón, 400 aC
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