Siendo enorme la aportación de Baró en lo referente a transportes forestales, fue también muy destacada en otros campos de la ciencia. Por ejemplo, en hidrología forestal: Baró pronunció en 1917 tres célebres conferencias hidrológico-forestales en el Ateneo de Madrid, que fueron publicadas ese mismo año (La corrección de torrentes y aludes en España), constituyendo el primer libro español sobre teoría de corrección de torrentes y aludes, que aún influyó mucho, décadas después, en la clásica obra de referencia de la hidrología forestal española, la de José María García Nájera (1962). Es también muy brillante el artículo que bajo la entrada “Torrente” publicó Baró en 1928 en el tomo 62 de la celebérrima enciclopedia Espasa, de la que fue colaborador. Resulta muy justificado, por tanto, que Baró fuera asesor de la sección de Hidráulica Torrencial del Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias (IFIE) entre 1927 y 1932.
Aún destacó más Baró en cuanto a la geografía forestal y ecológica, ya que presentó en el famoso Congreso Forestal Internacional de Roma (1926) su importantísimo Bosquejo geográfico-forestal de la Península Ibérica, que incluye dos mapas completamente originales, uno termopluviométrico y otro edafológico, a partir de los cuales forma un mapa de regiones forestales. De los tres, el más valioso es el mapa de suelos, que no es una mera síntesis de los esquemas anteriores de Ramman y de Dantín Cereceda, sino que los supera usando nuevas tipologías y un grado mucho mayor de detalle. La crítica geográfica actual reconoce de manera unánime al de Baró como el primer mapa científico de suelos de España, anterior en doce años al de Huguet del Villar (1938), que fue mucho más conocido, pero mucho menos original, pues con toda evidencia se basa en el mapa de Baró sin citarlo.
Texto extraído del artículo de la revista Montes:
Pérez-Soba, I.; 2015. Fernando Baró Zorrilla (1877-1959). Un trabajador incansable y polifacético. Revista Montes, 120: 63-67.
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