miércoles, 16 de septiembre de 2009

Los bancales de Gran Canaria

Este verano tuve la suerte de estar con una de las personas que más saben de bancales en nuestro país. Se llama Lidia Romero y es profesora de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Ella lleva varios años estudiando los bancales de la cuenca del barranco Guinigüada, en Gran Canaria, y tiene publicados varios artículos al respecto, de los que he sacado algunas notas que comento a continuación.
En Canarias, la construcción de bancales se produce debido a la escasez de superficies de vocación agrícola en las zonas llanas (vegas), y por la necesidad de ampliar la superficie cultivada según aumenta la población y sus demandas de alimento.

Bancales de costa en la periferia de Las Palmas de Gran Canaria.

En el barranco Guinigüada, los bancales ocupan el 46 % de la cuenca. La tipología de los bancales es variada, distinguiéndose los bancales de cumbre, de medianías y de costa. Los cultivos más frecuentes son, desde las zonas altas a las bajas: cereales forrajeros, papas, cítricos y plataneras. Los muros de mampostería en seco o piedra seca también son diversos: cantos rodados, rajuelas de fonolitas, hileras de ignimbritas y mampostería ordinaria de basalto con y sin ripios.

Bancales de medianías (Las Lagunetas)

Muchos bancales se han ido abandonando desde la década de los 60, y uno de los objetivos de investigación es qué ocurre con los terrenos abandonados y cómo se ven afectados por la erosión. Por otra parte, no todos los bancales tienen el mismo interés paisajístico ni el mismo valor de conservación. Pero los terrenos abancalados, en general, suponen un patrimonio agrario tradicional que conviene conservar, no sólo por sus valores paisajísticos sino también por sus efectos positivos frente a riesgos naturales.

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