viernes, 30 de enero de 2009

Cuatro perfiles


Martínez de Azagra (2009): http://www.oasificacion.com/

Oasificacion.com en francés

"L'oasification est le processus contraire à la désertification. Il ne s'agit pas de décrire le problème (désertification) mais d'apporter des solutions (oasification). Grâce à des techniques appropriées de récolte d'eau, du sol et des nutriments, la désertisation peut être inversée, même dans des situations extrêmes".
Desde hoy, la página oasificacion.com (también oasification.com) aparece en francés, además de los otros dos idiomas en los que ya se ofrecía (español e inglés). La iniciativa de los promotores de la página responde a un deseo de llegar a todos los países francófonos, muchos de los cuales presentan serios problemas de desertificación.

miércoles, 21 de enero de 2009

Algunas convocatorias forestales e hidrológicas

De la revista Actualidad Forestal Tropical (http://www.itto.or.jp/) he extraido las siguientes convocatorias interesantes:
- Seminario Internacional sobre Manejo de Cuencas Hidrográficas. Programas Internacionales del Servicio Forestal de EEUU. Arizona, del 23 de marzo al 11 de abril de 2009. Información en: www.fs.fed.us/global/is/watershed/welcome.htm
- XIII Congreso Forestal Mundial. Buenos Aires (Argentina). Del 18 al 25 de octubre de 2009. Información en: http://www.cfm2009.org/es/index.asp
- Seminario sobre Gestión de Ecosistemas Forestales en el Siglo XXI. Dublín (Irlanda). 4 y 5 de septiembre de 2009. Más información: john@ifbsolutions.com

miércoles, 14 de enero de 2009

Las sequías de los últimos 500 años

Un grupo de investigación español ha reconstruido las series de sequías de 1506 a 1900 a través de los registros de ceremonias de la Catedral de Toledo, para observar la variabilidad de las sequías españolas en los últimos 500 años. A los registros ceremoniales se suma el análisis a corto plazo de datos meteorológicos y de los anillos de crecimiento de los árboles.
La recopilación de documentos históricos como los registros de las rogativas de la Catedral de Toledo y Municipales (ceremonias cuyo origen se remonta a ritos agrícolas romanos) ha permitido a los investigadores caracterizar el periodo climatológico de 1506 a 1900 en Toledo y Madrid, en especial extremos climáticos como las sequías.
Después de procesar la información, los científicos han publicado su trabajo en Global and Planetary Change . Su artículo muestra que durante la mayor parte del siglo XVI en España las sequías fueron escasas y más cortas que en los siguientes períodos. Del periodo de 1676 a 1710 hubo menor estrés hídrico y el siglo XIX se caracterizó por una menor frecuencia de sequías. Sin embargo, “de finales del siglo XVI hasta el siglo XVIII fue el período con las sequías más severas registradas”, subraya a SINC Juan I. Santisteban, uno de los autores del estudio e investigador en la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Durante la Pequeña Edad de Hielo en el centro peninsular, que coincide con el intervalo de tiempo estudiado, los investigadores afirman que “las sequías fueron más frecuentes e intensas que en otros períodos”. Aunque su intensidad alcanza valores comparables a los registros actuales, la investigación no permite aclarar si las sequías climáticas actuales son más duraderas que las pasadas, “pero la mayor demanda actual de agua hace percibir los descensos en su disponibilidad como un mal acuciante”, añade Santisteban.
El trabajo coteja también los resultados con los obtenidos de otros registros en el área mediterránea. “Se aprecian notables diferencias en los períodos y duraciones de las sequías: se encuentran períodos lluviosos y de sequía coincidentes en diferentes áreas de la Península Ibérica y entre la mitad septentrional y meridional de esta”, apunta Santisteban.
El análisis conjunto de las series y de la presión atmosférica a nivel del mar -elaborado por los investigadores de la UCM, del Instituto Geológico y Minero de España, y de la Universidad de Barcelona- apunta que los períodos de sequías frecuentes coinciden con patrones positivos de la Oscilación del Atlántico Norte (NAO), una situación anticiclónica en las Azores prolongada. Sin embargo, añaden que “la topografía de la Península Ibérica puede ser responsable de gran parte de la heterogeneidad del fenómeno de las sequías”.

Las ceremonias de la Catedral de Toledo estuvieron sujetas a estrictos protocolos por la Iglesia y variaban en función de la gravedad del fenómeno meteorológico. En España hay constancia con una relativa continuidad desde el siglo XVI en los archivos catedralicios de muchas diócesis.
Los datos de rogativas que han analizado los científicos provienen de tres fuentes: los 121 volúmenes de actas capitulares de la Catedral de Toledo que registran la vida diaria de 1466 a 1599, el libro que empezó Juan Bautista de Chaves Arcayos (quien resumió los libros capitulares de 1434 a 1599 e incorporó sus propias noticias), y los 331 volúmenes de los Libros capitulares (1464-1914), que completan intervalos de las actas capitulares.
Las series de rogativas contienen 341 rogaciones pro-pluvia, 36 pro-serenitate, y 94 misas de agradecimiento (ceremonia para celebrar el final del fenómeno climatológico que llevó hasta la rogativa). Muchas de las rogativas corresponden a ceremonias de primavera.
Referencia bibliográfica :
Domínguez-Castro, Fernando; Santisteban, Juan I.; Barriendos, Mariano; Mediavilla, Rosa. “Reconstruction of drought episodes for central Spain from rogation ceremonies recorded at the Toledo Cathedral from 1506 to 1900: A methodological approach” Global and Planetary Change 63(2-3) Special Issue: Sp. Iss. SI: 230-242 SEP 2008.
Fuente:www.plataformasinc.es

lunes, 12 de enero de 2009

Inventario de tecnologías disponibles para la lucha contra la desertificación

El Inventario de Tecnologías y Difusión de Tecnologías disponibles en España para la Lucha contra la Desertificación surge por iniciativa del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino que, a partir de una de las líneas de acción propuesta en el PAND, que es el "Análisis, divulgación y explotación de resultados de programas de investigación, desarrollo e innovación tecnológica sobre desertificación", decide poner en marcha la creación de un inventario de tecnologías con el fin de contribuir a la consecución de los objetivos de esta línea de acción.
Este inventario permite recopilar, organizar y evaluar los avances de la comunidad científica así como los del ámbito empresarial y de gestores del territorio a través de los resultados obtenidos de proyectos técnicos y de investigación desarrollados hasta la fecha. Esta labor se ha desarrollado con la colaboración de numerosos organismos e instituciones que han venido trabajando desde hace tiempo en la lucha contra la desertificación en España.
El Inventario de Tecnologías dispone de información relacionada con todo tipo de tecnologías, técnicas, recomendaciones de gestión y aplicaciones prácticas que se llevan o se han llevado a cabo en el campo de la lucha contra la desertificación en España. Además, el inventario incorpora una relación de centros vinculados a la desertificación, así como los proyectos y bibliografías relacionados con los centros en cuestión.
Con la realización y difusión de este inventario, se pretende también contribuir al objetivo de la transferencia de tecnología entre países Partes de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y, en particular, entre aquellos países pertenecientes al Anexo IV de la CNULD para el Mediterráneo Norte, al que pertenece nuestro país.
El Inventario de Tecnologías disponibles en España para la Lucha contra la Desertificación está abierto a nuevas incorporaciones pues tiene el objetivo de mantenerse en continua actualización.



miércoles, 7 de enero de 2009

¿Un desierto en España?

Justo cuando nos íbamos de vacaciones, la edición vallisoletana de El Norte de Castilla publicaba un amplio reportaje con el título "¿Un desierto en Valladolid?", en el que el periodista Víctor M. Vela recogía las opiniones de dos catedráticos de la Universidad de Valladolid: Fernando Molinero (análisis geográfico regional) y Andrés Martínez de Azagra (hidrología). Aparte de las imprecisiones características de cualquier artículo periodístico, creo que el reportaje, basado en los datos del Programa Nacional contra la Desertificación, recoge algunas reflexiones interesantes y cuestiones a puntualizar. Lo mejor es empezar leyéndolo:
¿Un desierto en Valladolid?
El Ministerio de Medio Ambiente afirma que 65.843 hectáreas de la provincia sufren un alto riesgo de desertización, tesis discutida por expertos de la Universidad
VÍCTOR M. VELA VALLADOLID
Para empezar, una pregunta: ¿Está Valladolid expuesta a acabar convertida en desierto? La respuesta, en principio, es no. Pero hay peros. Un informe del Ministerio de Medio Ambiente, publicado en agosto de este mismo año, atribuye a Valladolid cerca de 66.000 hectáreas que corren un «riesgo alto o muy alto de desertización». Suponen, atención, el 8% de la superficie de la provincia, en su mayor parte se extienden por el sureste de Valladolid -con amificaciones en Segovia- y comprenden términos municipales como Cogeces del Monte, Campaspero o Fompedraza, según el mapa dibujado por el Ministerio. Y aquí llega la controversia. Mientras que Medio Ambiente defiende esta idea de desertización -«disminución irreversible de los niveles de productividad de los ecosistemas terrestres, como resultado de la sobreexplotación, uso y gestión inapropiados de los recursos en medios afectados por la aridez y la sequía»-, expertos de la Universidad de Valladolid no se ponen de acuerdo y califican el estudio de «disparate sin base científica» o de «toque de atención bastante sensato». «No hay ni un sólo metro cuadrado en la provincia en el que se pueda hablar de desertización», explica Fernando Molinero, catedrático de la Universidad de Valladolid y profesor de Análisis Geográfico Regional. «No hay que tomárselo al pie de la letra, perso es cierto que en Castilla y León hay zonas que sufren ese riesgo», añade Andrés Martínez de Azagra Paredes, doctor ingeniero de Montes del campus de Palencia. Los autores del informe del Ministerio apuntan a varios factores que, aseguran, unidos abocan a la desertificación y que se dan en varios puntos de la provincia. «Condiciones climáticas semiáridas (sequías estacionales, extrema variabilidad de las lluvias), suelos pobres con marcada tendencia a la erosión, relieve desigual, abandono agrícola de tierras y explotación insostenible de recursos hídricos». En este último punto se encuentra la clave de lo que ocurre en el sureste de la provincia: sobreexplotación de acuíferos. Este fenómeno se da sobre todo en las cuencas del Segura y del Júcar. «Del resto de España, sólo aparece como problemática la situación de la región de los Arenales, en al cuenca del Duero». Y atañe a una parte de Valladolid (además de Salamanca, Segovia y Zamora). En esta zona, «la recuperación del nivel de las aguas es inferior al ritmo de las extracciones», según un informe de la Confederación Hidrográfica del Duero del año 2001 (que incluso llegó a suspender la apertura de nuevos pozos). Estas extracciones -los cálculos hablan de 150.000 litros a la hora durante los meses de verano- han diezmado la riqueza de agua subterránea en la zona y es el argumento esgrimido desde el Ministerio para remachar esa idea de riesgo de desertización en la zona. «No es verdad, los acuíferos no producen desertificación», responde enérgico Fernando Molinero, «sino un descenso piezométrico del agua de los mantos geográficos». «Se habla de desertización porque está de moda, porque es un modo de alarmar, pero no es así». ¿Entonces? ¿Por qué el Ministerio de Medio Ambiente, el Gobierno español, dice que en el 8% de la superficie de la provincia existe este problema? «Porque no saben de lo que hablan, porque confunden desertificación con erosión, y eso es muy grave cuando procede de un ministerio como el de Medio Ambiente». Además, según Molinero, en Valladolid ni siquiera hay un riesgo excesivo de erosión, «pues los terrenos aquí son muy llanos. La erosión, que forma parte de la historia geológica, se da en las cuestas de los páramos, donde hay pendientes fuertes». Esta tesis no es defendida, sin embargo, por otros colegas universitarios. Andrés Martínez de Azagra reconoce que «todas estas cifras no dejan de ser polémicas», pero entiende que el informe -«con todas las bendiciones del Gobierno»- «es una primera aproximación bastante buena». «Es un documento de trabajo razonable y razonado. Aunque es cierto que si te centras en un lugar concreto, la casuística puede contradecir el informe».
Cuatro indicadores
El Ministerio de Medio Ambiente ha elaborado los mapas con el análisis de cuatro indicadores básicos. Además de la sobreexplotación de acuíferos, se ha fijado en los incendios ocurridos en los últimso años, en la aridez (relación entre la cantidad de agua que quisiera usar la vegetación y lo que realmente llueve) y la erosión hídrica. «El índice más realista para hablar de desetización es la mayor o menor capacidad de infiltración que tiene el terreno», explica Martínez de Azagra. «Si un lugar tiene una capacidad de infiltración de agua pequeña, ante apisodios de lluvia no absorberá agua, sino que la escupirá, la escurrirá. Y si barre, entonces hay erosión hídrica, el suelo es mucho más árido. Y si el suelo es más árido, no tendrá vegetación adecuada ni capa vegetal», añade.El equipo de Martínez de Agrada ha acuñado un término, oasificación, para referise al proceso en el que trabajan y que consiste en aumentar la infiltración y la cubierta vegetal, reduciendo la erosión hídrica.


En mi opinión, los comentarios del profesor Molinero son muy discutibles. Dice, por ejemplo, que la afirmación de que entre el 30 y el 40 % de la superficie española esté en riesgo de desertificación "es una afirmación que va contra toda lógica científica" o que la desertificación "está de moda". También dice que en ninguna parte del mundo hay desertifiación cuando llueve más de 300 mm al año. Creo que el problema es que se confunde el concepto de desertificación. La desertificación no es el avance del desierto, no significa que de buenas a primeras un terreno agrícola o forestal se convierta en un campo de dunas. Dejémonos de tópicos. La desertificación, según la definió Aubreville en 1949, es el "proceso complejo que reduce la productividad y el valor de los recursos naturales, en el contexto específico de condiciones climáticas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, como resultado de variaciones climáticas y actuaciones humanas adversas". Entonces, repito, la desertificación no significa que el desierto del Sahara nos invada de sur a norte de la península, sino que se trata de un proceso complejo de degradación de los recursos naturales y de los ecosistemas. Además este proceso de degradación se produce en un área geográfica muy concreta y bien definida (por ejemplo por el índice de aridez de la FAO), que son las zonas áridas, semiáridas y secas subhúmedas, por lo que no tiene sentido decir que no hay desertificación en zonas donde llueven más de 300 mm anuales. La desertificación está motivada por un importante número de factores, que se agrupan en climáticos-meteorológicos (sequías, aridez, lluvias intensas...), geomorfológicos (fuertes pendientes, erosionabilidad del suelo...) y humanos (incendios, deforestación, sobreexplotación de acuíferos, salinización, cultivos inadecuados,etc.). Todos son importantes y todos interactúan. Por lo tanto no cabe confundir desertificación con erosión, pero la erosión es uno de los factores más importantes de la degradación del suelo y, consecuentemente, de la degradación de la vegetación. Por último, destacar lo que dice Martínez de Azagra respecto a la infiltración. La infiltración es la pieza clave en la desertificación por aridez edáfica (por falta de agua en el suelo), ya que si por cualquier actuación reducimos la capacidad de infiltración de agua (degradación de las propiedades físicas del suelo), provocaremos una pérdida de cubierta vegetal en cantidad y calidad, e impediremos cualquier proceso ulterior de restauración.