Conocía algunas definiciones de Restauración hidrológico-forestal, pero esta que recogen Pemán & Pérez-Soba (2013) me parece una de las más bonitas y contundentes:
"La restauración o corrección hidrológico-forestal ha sido uno de los más
tradicionales campos de actuación de la ingeniería de Montes en España. El
objetivo de los trabajos de corrección, según el célebre ingeniero francés de
aguas y bosques Prosper DEMONTZEY (1882), era “transformar los torrentes
en arroyos”. Dicho autor definía el torrente como toda corriente de agua
que discurre por un cauce generalmente corto y con una pendiente superior
al 6%, con crecidas breves y casi siempre súbitas de caudal y con una fuerza
capaz de socavar la montaña; el torrente deposita en el valle los materiales
que arrastra, lo que provoca que su curso divague. Por el contrario, por
arroyo entendía un curso de agua de cauce estrecho, con una velocidad y
un caudal de sus aguas reducidos, lo que imposibilita su capacidad de socavar
y transportar materiales; conserva, por ello, sus aguas limpias. La transformación
de torrentes en arroyos consigue mejorar las características ecológicas
del curso de agua, por un lado, y mitigar muy eficazmente de manera
radical, en la raíz del problema, las avenidas catastróficas típicas de los cursos
torrenciales".
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